Estudios
científicos dicen que en cuanto empezamos una dieta nuestro hipotálamo libera
ciertos químicos que nos genera un apetito desmedido, es como una medida de
salvataje del cerebro cuando asume que no le estamos entregando a nuestro
cuerpo la cantidad acostumbrada de alimentos y actúa despertándonos unas ganas
de comer feroz que de seguro nos dejará bien provisto de ingesta de calorías.
Entonces, ¿cómo engañar a nuestro cerebro?.
Primero, no pienses en
comer menos sino que mejor.
Segundo, mantén en tu
refrigerador y despensa alimentos saciantes que puedas comer a todas horas, por
ejemplo, trozos de zanahoria, apio, quesillo, aceitunas y semillas como la
Chia.
Tercero, mantén un termo
con té verde o té rojo lo más cerca de ti, de esta manera, beberás una taza
cada vez que te desordenes comiendo un picadillo a media tarde, tanto el té
verde como el rojo son adelgazantes por excelencia, pero además te ayudarán a
tener el estómago lleno de líquido lo que te dejará menos espacio para el
apetito.
Cuarto, si estás
desesperada por comer un dulce cómpralo lo más lejos posible, si bien hay que
caminar muchísimo para quemar una pocas calorías, la actividad física reduce la
ansiedad por comer y estimula la sed, mientras más quieta permaneces más tiempo
tienes para imaginar algo muy rico que degustar.
Quinto, piensa en el poder
de la visualización, no pienses en lo que te va a costar sino en cómo vas a
lucir, si nos concentramos pensando que las dietas no resultan y que no
adelgazamos con nada entonces así va a ser, pero si te concentras solo en la
imagen que deseas sin pensar que como lo vas a lograr, los resultados te van a
sorprender.
Finalmente ayúdate con un
suplemento inhibidor del apetito, los más conocidos son el alga fucus y el
chitosán, pero si quieres algo realmente saludable, te recomendamos el alga
spirulina, ya que actúa regulando el apetito desde el hipotálamo y no por
efecto expansor en el estómago.
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